jueves, 31 de marzo de 2016

POBRES MENESTERES


Estaba tan acostumbrada a caminar sola.
Que cada vez que algo oneroso acaecía en su vida, 
le costaba horrores pedir ayuda...

Muchas veces...
Hasta le costaba respirar y en otras ocasiones llegaba a dudar de sus habilidades 
e incluso de su fortaleza...

Se había visto en la misma situación.
Sola, dubitativa, cautelosa...

Había aprendido a resolver cualquier problema que la vida le deparase,
porque en el fondo sabía que era muy capaz.
Pero sería taaaaan maravilloso, poder contar contigo... 
¿Pero cómo se hacía eso de pedir ayuda? 

No le preocupaba en absoluto parecer débil o incapaz, 

simplemente había olvidado cómo formular esa pregunta.
Deseaba con todas mis fuerzas que te dieses cuenta.
Y que tú mismo, me ofrecieses tu ayuda...

Hace algún tiempo le hubiese costado más de un enfado, 
alguna que otra discusión, incluso una enorme decepción de sí misma.

Sin embargo, en este momento...
Era absolutamente consciente que la causante de esta situación era ella misma.
Por no saber comunicar sus necesidades, y no de las otras personas por no ser adivinas.

Ya fue...


Mil y un besos.
#CON#

No hay comentarios: